LA TRANSICIÓN FUE UNA TRANSACCIÓN

España, ¿orwelliana o huxleyana?

La Transición fue una transacción sentenció sin miramientos Julio Anguita, ex secretario del Partido Comunista de España, en una entrevista de Jordi Évole, años ha. Esta paranomasia constituye, a mi juicio, el aforismo por antonomasia del político, quien sintetiza una realidad que la invidente – o más bien indolente – población opta por obviar.

La pertinencia de este traspaso de poder se torna evidente al comparar 1984 de George Orwell con Un mundo feliz de Aldous Huxley.

¿Por qué el modelo huxleiano tiene más vida útil que el orwelliano?

 

La coerción legislativa y la intimidación social no pueden ser negadas en un escenario que permite establecer comparativas evidentes entre el Ministerio de la Verdad y el Ministerio de Igualdad, entre la neolengua y el lenguaje inclusivo, y entre la policía del pensamiento y la censura en la redes. No obstante, convendrá conmigo el lector en que estas medidas son laxas si las comparamos con una dictadura. Antonio García Treviajano, fundador de la Junta Democrática y autor de Teoría Pura de la República, explica la falacia subyacente a denominar como democrático el sistema español y el por qué de que vivamos en una partitocracia.

Orwell presenta un modelo opresor, en el cual el Gran Hermano “ata en corto” a los ciudadanos. Huxley, por el contrario, inunda su distopía de complacencia y hedonismo. ¿En qué medida el cerco asfixiante de la dictadura no suscitará eventualmente la génesis de una revolución? ¿No es más eficiente conseguir que la oveja sea feliz en su redil? A bote pronto, el condicionamiento infantil o el pensamiento Alicia de Gustavo Bueno parecen herramientas más económicas y placenteras ¿Es necesario quemar libros como ocurría en Fahrenheit 451 cuando los jóvenes y no tan jóvenes son literófobos? ¿Por qué ocultar la verdad si la ahogamos en un mar de Tik-Toks? No es precisa la opresión si no existe rebeldía.

Huxley diseña el “soma”, una droga que permite al consumidor alcanzar el Nirvana, alejándolo de todo ápice de malestar. En este mundo feliz, los ciudadanos han normalizado la pastilla azul; y en nuestro mundo, no tan feliz, lo propio. La metáfora farmacológica se refiere a aquel ciudadano que aún cree – o prefiere creer – que los medios de comunicación son objetivos, a pesar de que es de dominio público el origen de sus subvenciones; al infeliz que cree en las promesas del edil que ha hecho de la mentira su profesión; al perezoso que aún “piensa” que ha sido informado al escuchar al portavoz de turno. Para qué masticar si existe la dieta Turmix, ¿no?

El modelo orweliano es palmariamente coactivo, pero el huxleyano lo es insidiosamente. Orwell grita “estúpido”, Huxley susurra “estulto”. Es preferible robar sin que el robado se dé cuenta, y más aún que te de las gracias por el hurto.

Anhelo y satisfacción

La hueste narcotizada de Huxley ha nacido y crecido en una zona de confort tal, que le es desconocida la frustración, dado que el anhelo es inmediatamente satisfecho. El deseo no medra, pues nace a un lapso de ser resarcido. Recuerdo – lamento no incluir la cita – como un personaje de la novela cuenta con terror el desafuero de no lograr el éxito de determinado de objetivo hasta pasadas tres semanas. Pero nuevamente, la frustración se ahoga con soma. El supuesto adulto, presa de un sistema que lo infantiliza, ha de inflarse de “ansiolítico” ante la ansiedad de no ver cumplido su capricho.

Nuestro cerebro se acostumbra con patológica prontitud al placer sin esfuerzo (principio de placer de Freud). Realizar con frecuencia actividades que liberen grandes cantidades de dopamina sin invertir recurso alguno, es el gran lastre que arrastran, por ejemplo, aquellos que dedican horas a deslizar el índice sobre su smartphone. Tic, dopamina, tic, dopamina.

¿Por qué privarte de un portal al conocimiento cuando lo usarás para mirarte el ombligo?

CONCLUSIONES

LA TRANSICIÓN FUE UNA TRANSACCIÓN: Orwell – que se inspiró en la guerra civil española – describió el prototipo de sistema opresor, el paradigma de la dictadura, en el que la violencia es ejercida por el Estado para controlar a la población. Pero Huxley atisbó lo poco práctico y eficiente de este modelo, señalando que es preferible mantener en una feliz ignorancia al vulgo, para cercenar de raíz todo germen de disidencia y cultivar aliados entre la propia plebe.

“Orwell temía que lo que odiamos nos arruine, Huxley, que lo que amamos lo haga”.

Neil Postman

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LA TRANSICIÓN FUE UNA TRANSACCIÓN

Juan Isidro Menéndez, Director de Residencia Geriátrica, Coordinador de la Comisión Nacional de Geriatría perteneciente al CGCTO, Docente, articulista vocacional y lector asiduo. Colaborador en diversos proyectos de índole social e investigadora.

 

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