Tras la triste pandemia que estamos atravesando a nivel mundial, es hora de hacer balance y dilucidar acerca de las luces y sombras que tenemos en nuestra justicia.
Vivimos en un mundo globalizado, conectados día tras día y más ahora cuando el Covid-19 nos lo exige, porque vivimos en un mundo que se ha vuelto muy exigente en lo profesional donde todos debemos estar a la altura de dicha exigencia tratando de no bajar nunca la guardia.
Los profesionales estamos preparados para afrontar todos aquellos retos que nos proponen nuestros clientes, pero en el mundo de la justicia nos están poniendo un techo y se trata de la “des-digitalización” de la justicia.
Lo cierto es que los despachos de abogados no les ha pillado de sorpresa, han implantado un sistema de teletrabajo ejemplar, tratando de seguir con su actividad profesional como si nada hubiese pasado.
Pero lo cierto es que con unos Tribunales en “standby” y desprovistos de material sanitario (de tal palo tal astilla) hemos visto como muchos despachos de han tenido que recurrir al ERTE para el sostenimiento de sus estructuras, cuando es posible que con una implantación de medios tecnológicos (medios que nosotros tenemos la obligación de manejar) se hubieran solventado muchísimos pleitos pendientes de celebración.
Hablamos de videoconferencias, Skype, Zoom… en definitiva medios totalmente suficientes para poder celebrar vistas e interrogatorios con los que poder dictar posteriormente una sentencia.
El resultado es 1-0 a favor de los profesionales.
En una Administración que implantó la digitalización con la novedosa Ley 39/2015 hace cuestionarme si realmente estaba preparada para afrontar el desarrollo digital que tenía en mente el legislador.
Afortunadamente, el CGPJ hoy ya baraja con un plan de choque con medidas para combatir la inactividad procesal de esta pandemia, por lo que iremos viendo si se toman las decisiones con el rigor suficiente atendiendo a las necesidades de la sociedad.
Con esta breve reflexión, debemos entender que la pandemia nos ha dejado un escenario que no podemos dejar pasar por alto, las personas estamos dispuestos a afrontar ese cambio, tanto personal del mundo privado como funcionarios públicos pero como hemos visto, los medios a disposición de la justicia no han estado en este caso a la altura.
¡Seguro que pronto veremos la E-justicia, pero esta vez la de verdad, no la de Lexnet!
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